jueves, julio 21, 2005

La Princesa del Palacio de Cristal...

Érase una vez en un reino muy lejano un Rey que gobernaba sobre todas las tierras que su vista alcanzaba a percibir. Él era feliz gobernando a su pueblo con mano sabia y firme, pero como le sucede a todos los reyes, un día comenzó a sentir un pequeño hueco en su corazón. Ese hueco fue creciendo hasta abarcar la mitad de ese músculo esponjoso hasta que el Rey decidió llenarlo, como todos habrán de suponer, con una Reina.

El Rey buscó, y buscó, y buscó, hasta que un día en que se encontraba desesperanzado la encontró como por error en una fiesta que organizaban en un reino vecino. Ella era la Princesa del Palacio de Cristal.

La Princesa era la mujer perfecta de un reino perfecto así que con ella el Rey decidió que quería establecer la relación perfecta. Ella era, bueno sigue siendo, bonita, inteligente, noble y sincera. Él la cortejó hasta que ella al fin cedió y empezaron un noviazgo lleno de dicha y felicidad para el Rey.

Sin embargo, unos años después, aparecieron encima del palacio del Rey algunas nubes negras, de las cuales fueron apareciendo cada vez más y más, hasta que opacaron la vista de todo lo demás. El Rey se preocupaba, pero creía que a fin de cuentas esas nubes, como toda nube, serían pasajeras.

La que parecía más preocupada en ese tiempo era la Princesa, la cual decidió que no podía vivir con esas nubes a su alrededor, así que abandonó al Rey prometiéndole regresar en cuanto las nubes se disiparan. Él quedó muy triste en su palacio, presintiendo que ella nunca regresaría pero manteniendo la esperanza de que no fuera así.

Un día las nubes se disiparon, así que el Rey acudió al Palacio de Cristal para darle las buenas nuevas a su amada, pero ella muy tristemente le informó que había tomado la decisión de ya no volver con él a su reino . El quedó todavía más triste que antes, pero decidió que tenía que comenzar nuevamente su búsqueda. Y así llegaron otras princesas a su vida.

La primera fue la Princesa Fiona, bella de noche, espantosa de día. Ella es la principal razón por la que decidió no volver a confiar en su percepción nocturna. Después, hizo su aparición Xena Princesa Guerrera, a la que le encantaba hacer alarde de su fuerza y templanza. Prefería traicionar antes de ser traicionada. Posteriormente, llegó la Princesa Amanecer, agradable pero tenía siempre a un energúmeno detrás de ella. Siempre tenían que estar pendientes de la voz “ahí viene Cascarrabias”, hasta que un día Cascarrabias la atrapó y se la llevó a vivir en la torre más alta de un palacio rodeado de espinos. Al final llegó Niza, la princesa Ewok, que a la voz de “Dangar, Ewok”, salió huyendo en pos de nuevas aventuras.

Ha pasado el tiempo, y a pesar de seguir solo, el Rey no ha perdido la esperanza de que en algún momento, probablemente en el más inesperado, llegará a su palacio otra princesa, la cual querrá convertirse en la Reina de ese reino lejano y llenar esa mitad del corazón que el Rey aun conserva vacía, para siempre...

sábado, julio 16, 2005


Calla, duerme y piensa, queda mucho por andar la carretera extensa... Posted by Picasa

De Terrorista a Metrosexual...

De Terrorista a Metrosexual
¿Qué fue lo que falló?

Constantemente, mientras charlamos sobre temas de actualidad, mis amigos y yo nos hacemos una pregunta que invade nuestras mentes de manera intrusiva y casi como un síntoma de un trastorno obsesivo : ¿qué fue lo que falló?

Todavía recordamos aquellos años mozos en que estudiábamos la preparatoria y fantaseábamos con la idea de ser terroristas consumados, al más puro estilo de Carlos. Incluso habíamos conseguido en una página subversiva de Internet El manual del terrorista, el cual era nuestra lectura cotidiana, casi nuestra Biblia. Soñábamos con terminar con los gobiernos corruptos e instaurar una sociedad igualitaria utópica que sustituyera a la sociedad consumista en la que vivimos. Éramos férreos opositores a la voracidad de las empresas transnacionales que destruían las tradiciones y valores nacionales. Incluso, afirmábamos fehacientemente que nunca tendríamos hijos, después de todo ¿quién querría traer más gente a sufrir a este grotesco e infame mundo?

Diez años han pasado desde aquel entonces, ahora somos profesionistas y empresarios, y sentados alrededor en un lounge alrededor de una mesita en un café, nos volvemos a preguntar: ¿qué fue lo que falló?

Hoy en día hacemos cosas que en otros tiempos nos hubieran parecido inadmisibles por considerarlas triviales y para muestra, un botón.

Todos los días me levanto y voy al gym un par de horas para mantener la línea, por lo cual también tengo que tomar un licuado de proteína (por aquello del aumento de masa muscular), un vaso de jugo con creatina (siempre se necesita más potencia) y un multivitamínico (nadie quiere que en su dieta falte el zinc y el ginseng, ¿o no?). Mi dieta es de estilo Mediterráneo, la más saludable según los médicos (que diferencia con los atracones de tacos de tripa de la antigüedad). Ahora uso al bañarme shampoo y body gel, de la misma marca preferentemente que la loción y el desodorante, ustedes saben, para que los olores no se mezclen y se anulen unos a otros (pensar que antes con el puro desodorante bastaba). Mis lecturas obligadas incluyen revistas para hombre donde me digan como mejorar mi abdomen y como satisfacer mejor a las mujeres al mismo tiempo (¿dónde quedaron Vargas Llosa y Milán Kundera?). Mi atuendo diario es escogido de tal manera que sea cómodo y que me permita estar en cualquier lugar sin verme demasiado formal o demasiado casual (lucir desgarbado, ¡nunca!).

Todos aquellos defensores del American Way of Life creerán que el cambio sucedido ha sido una evolución en nuestra forma de pensar y de vivir; por el contrario, aquellos izquierdistas de corazón pensarán que hemos involucionado a un estado anterior imperfecto de esclavitud consumista. Lo único que yo se es que nosotros nos seguiremos preguntando: ¿qué fue lo que falló?