miércoles, octubre 08, 2008

Los hombres de plástico..

Están entre nosotros... Parecen como cualquier persona que tu conoces... Puede que haya uno a tu lado en este momento... Me refiero a los terribles Hombres de Plástico.

Estas terribles criaturas tienen extrañas costumbres que pueden perturbarte, pero la principal, por la cuál puedes identificarlos es aquella que consiste en forrar todos sus muebles de plástico "para evitar que se deterioren".

Es inevitable que al llegar al hogar de una de estas siniestras personas no sepas que hacer: si tomar asiento aunque salgas on toda la ropa mojada por el sudor, si quedarte de pie por causa de unos hemorroides inexistentes o si inventar alguna excusa e irte. La mayoría, sin embargo, decide permanecer al interior del hogar de plástico, a pesar de los infortunios e incomodidad que le esperan. No importa que cada 2 minutos tengan que acomodarse en el sillón, ya que se resbalaron poco a poco hasta quedar casi acostados; tampoco importa que tengan humedas ciertas partes de su cuerpo que nunca creyeron que pudieran humedecerse. Son presas de la cortesía.

Por eso, reflexionando, he tratado de encontrar las oscuras razones que llevan a esta gente infernal a hacernos sufrir de esta manera, no pudiendo encontrar más que las siguientes respuestas:

  • Los Hombres de Plástico son seres malignos, los cuales disfrutan con el sufrimiento ajeno.
  • Su motivación está escondida en la higiene, sin embargo, su principal deseo es generar incomodidad porque desean aliviar su sufrimiento interno a través del de los demás.
  • Poseen un sentimiento de inadaptación el cuál pretenden compensar haciendo que los demás se sientan inadecuados.

Es por esto, que si encuentras un ente maligno de estos en tu camino, debes denunciarlo, porque sólamente todos unidos podremos combatirlos...

martes, junio 10, 2008

El Sindrome de Candy Candy...

Muchas veces he quedado sorprendido por la poca capacidad de adaptación del mexicano. A lo largo de mi vida he visto que amigos, familiares y desconocidos son atacados por esta falta de flexibilidad que pondré como ejemplo en este momento.

Una amiga se fue de visita a Canadá un mes, y al regresar tenía 5 kilos menos. La razón... no le gustaba la comida.

Esa misma amiga se fue a Inglaterra, como resultado regresó con otros 5 kilos menos. La razón... no le gustó nuevamente la comida.

Recuerdo haber platicado con un candidato en una entrevista laboral. El había sido director de una escuela en el estado de Querétaro y economicamente había estado muy bien, pero ahora estaba aplicando a una vacante de 2000 pesos mensuales. La razón... La familia estaba en el DF (o sea, abuelos, tíos), por lo que decidieron regresarse al DF y ahora no encontraba trabajo en ningún lado.

Aquí en Chihuahua he encontrado a cantidades inmensas de gente que ha trabajado y vivido por períodos de dos o tres años en EU, sin embargo todos están aquí. Cada uno de ellos puede describir lo bien que estaba económicamente allá, y se quejan amargamente de la situación económica que tienen aquí. Sin embargo, al preguntarles la razón de su regreso, todos dicen lo mismo. La razón... no les gustaba estar lejos de su "tierra", extrañaban a su familia, la comida, la música, el idioma.

Regionalismos tontos.

Ahora que soy un Chilango Expatriado, puedo ver más claramente y analizar todos estos fenómenos de inadaptación nacional, y digo nacional, porque a muchos se les dificulta hasta cambiar de ciudad o estado, ya ni siquiera hablemos de otro país. Es más ya lo he sufrido en mis propias carnes.

En un primer análisis, puedo asegurar que esto sucede por un mecanismo que todos y cada uno de nosotros tenemos llamado"añoranza". La añoranza, según el Diccionario de la Real Academia Española significa "recordar con pena la ausencia, privación o pérdida de alguien o algo muy querido". Es decir, al alejarnos de nuestro lugar de origen, sentimos que ya perdimos todo lo que teníamos, entonces sufrimos irremediablemente un duelo desgarrador. Nada más patético...

En un segundo análisis, he encontrado que la culpa de este mal tan arraigado en nosotros es culpa de los japoneses. Si, leyeron bien, de los japoneses. Me explicaré.

Seguramente todos recuerdan a una pequeña niña llamada Candy White. Sus aventuras fueron seguidas por millones de personas alrededor del mundo a través de la televisión en los 80 y 90. Para los que no la recuerdan, ella era una linda y cándida niña huerfana, adoptada por una familia rica, peri que su vida estaba llena de desgracias. Su primer gran amor se muere, su mejor amiga la niega tres veces como San Pedro a Jesús, todos se burlan de ella, y para acabarla su segundo gran amor se casa con otra. En respuesta a todas estas desgracias, ella decide regresarse al orfenato donde salió, porque era el único lugar en donde era feliz.

Pobre Candy Candy, era una mediocre... Se la pasa sufre que sufre, y en lugar de aprender y desarrollarse, abandona sus logros y vuelve al único lugar en que se siente comoda.

Esta caricatura que pareciera inofensiva, fue tan traumante que en Italia le inventaron un final alegre. Lo malo de esto es que a los mexicanos se les quedó grabada en su inconsciente colectivo, y generaciones enteras de ellas han sucumbido ante lo que ahora llamo El síndrome de Candy Candy.

Eternos sufridores, agotados por el paso de la vida, se han vuelto tristes y amargosas caricaturas que ante un logro o una mejor perspectiva de vida, salen huyendo, justificándose de mil maneras diversas. No aprendemos, no nos adaptamos, tal pareciera que nuestra estructura psíquica es inamovible. Nuestro instinto de supervivencia está atrofiado, ya que él es el que nos permite adaptarnos a nuevos ambientes.

O acaso simplemente será que somos masoquistas por nacimiento?

jueves, junio 05, 2008

Never that way...

Ana se levanto sacudida a media noche. Solo tenía algo en mente: Tenía que poseerlo.

Esa era una de esas noches en que los sueños líquidos transcurían por su mente, haciéndola sentir acalorada y húmeda. Pero ahí estaba Gerardo: acostado boca abajo, semi-roncando, con media espalda destapada, ignorándola. ¿Qué no se da cuénta que a las mujeres como ella siempre se les antoja hacerlo de madugada? Es decir, llevan saliendo 6 meses el debería saber que debe de estar disponible a esasa horas.

Por eso decidió levantarse, caminó a la cocina y abrió el refri, tal vez si comía algo sus deseos desaparecerían...

Recorrió con la mirada los anaqueles llenos de alimentos, pero a esa hora todo le parecía sensual, las zanahorias, la leche, los huevos... Tantas ideas rondaban su cabeza, casi podía imaginarse una escena como en 9 semanas y media. Por eso mejor se sirvió un vaso con agua. Tal vez el frío del agua le ayudaría a quitar esos pensamientos.

Volteó a ver a Gerardo. Seguía en la misma posición. Sólo se escuchaba su respiración profunda y ruidosa. El maldito seguía dormido. Tenía que poseerlo.

Necesitaba distraerse, así que prendió la tele pero solo vió infomerciales vendiendo ilusiones: hazte mas flaca, hazte más lista, hazte más alta... Parecía que ni los anunciantes estaban dispuestos a ayudarla a distraerse. Apagó la tele.

En ese momento, pensó que tal vez en el baño estaba su solución. Se sentó en la taza y dejó que un chorro de líquido caliente escurriera de su cuerpo. Lo único que escuchó fue una sinfonía acuática que podría ser envidiada por cualquier arroyo. Su mente pensaba lo mismo, tenía que poseerlo.

Al salir del baño, lo observó nuevamente. Gerardo seguía en el quinto sueño, y lo disfrutaba. Mirándolo atentamente uno se daba cuenta de que tenía una leve sonrisa en sus labios. Desgraciado.

Entonces lo decidió, lentemente se encurre entre las cobijas y le acaricia la parte que mas deseaba. Empieza a responder, puede sentir un poco de dureza. Le da un beso y acaricia su espalda. El despierta y la ve deseosa. Se emociona a pesar de estar casi dormido.

Ana le dice "hazme el amor" y el le pregunta "¿puedo hacértelo por detrás?", a lo que ella contesta "never that way".

Afuera, sólo se escuchan los ruidos de uno que otro carro que pasa por la avenida de los trasnochados que salen de los bares.

viernes, mayo 23, 2008

Asesinos seriales...

Como los que me conocen saben, normalmente paso por pequeños periodos de algo que llamaré micro-obsesiones. Por más terrorífico y enfermizo que esto suene, lo que quiero decir es que tengo períodos en que mi atención se centra sobre un tema en particular. Así, mi vida transcurre por un sinnúmero de períodos de estudio febril sobre cábala, Islam, física cuántica, negocios, criaderos de truchas, claro entre algunos que puedo nombrar en este momento.

Ahora, mi mente transita por un tema poco recurrido por la gente común y corriente: los asesinos seriales. Mientras más leo sobre las vidas de los más famosos homicidas del mundo, más apasionantes los encuentro. No hay duda que pasar la tarde aprendiendo cuales son los patrones en común de cada uno de ellos es realmente tonificante.

Una de las cosas que más me ha sorprendido, es la de observar recurrentemente como la gente que parece normal, el vecino con trabajo estable, una bella esposa, hijos, un perro, puede ser el asesino más despiadado. Pero lo más sorprendente, a mi parecer, es cuando este comportamiento se da en pareja.

Tomemos un ejemplo: Karla y Paul Bernardo. Sus conocidos los apodaban “Barbie y Ken” ya que los consideraban la pareja perfecta. Él es rubio, guapo, carismático; ella es rubia, guapa, carismática. Se conocieron y se gustaron de inmediato, al grado de tener relaciones sexuales enfrente de dos amigos esa misma noche. Por una golpiza que Paul le dio a Karla se destapó la bomba: el era culpable de más de 40 violaciones y los dos en conjunto habían realizado cuando menos 4, las cuales habían filmado, y tres de ellas habían terminado en asesinato.

Otro ejemplo: los Narcosatánicos. Ellos eran encabzeados por una pareja compuesta por un Santero y una estudiante de Antropología, los cuales fueron culpables de tráfico de estupefacientes y de realizar asesinatos rituales. Para lograr sus fines, conformaron una banda con ramas extendidas por todo el país, con los cuales secuestraban y asesinaban gente para llevar a cabo ritos que los harían invencibles. Además, hacían “trabajitos” de magia negra a varias personalidades políticas y artísticas, entre los cuales se encontraban Yuri y Juanga (¡Juro que ya no quiero ser bailarín de Yuri!).

¿Qué es lo intrigante de todo esto? Saber en qué momento un individuo común cruza la línea de lo socialmente permitido y trata de construir una casta diferente, una sociedad basada en lo que su imaginación les dicta. Tal vez eso nunca lo sabremos, por lo que nunca podremos saber quien será la próxima persona que pierda la cabeza…

jueves, febrero 07, 2008

Esa bendita manía de tener himnos personales...

A lo largo de mi vida he tenido una extraña obsesión, la de reflejar mi situación de vida en canciones, haciendo constar que no le cobré regalías a TV Azteca por “La vida en una canción”.


“Nunca he conocido una amor tan veloz…”

Uno de los recuerdos más antiguos que tengo es uno de cuando estudiaba el kinder. Recuerdo que estaba en el patio, jugando con mis amigos y en la música ambiental sonaba la canción “Súbete a mi moto” de Menudo. Mientras la escuchaba, voltee y vi a un grupo de muchachos, yo me imagino que eran de primaria, pero yo los veía muy grandes en ese entonces, que cantaban esa canción. Yo me los imaginaba con sus motos, con una muchacha atrás, manejando por la ciudad. Era una imagen que me fascinaba, así que por mucho tiempo recordé esa canción que se convirtió en mi primer himno personal.


“Sombras y figuras…”

Unos años más tarde, en aquel tiempo en que existían los casettes y lo máximo era traer un walkman, un día conseguí una cinta que tenía otra canción de Menudo que me encantó: Gafas obscuras. Desde ahí empecé a utilizar lentes de sol cada que podía par verme “cool”. Supongo que por eso se me quedó la costumbre.


“Seguro que han oído, que yo soy educado…”

Otra canción que hizo gran impacto en mi mente, según recuerdo en quinto de primaria, fue la de “Rico, Suave” de Gerardo. La sensualidad de la canción y su profunda letra hicieron mella en mi inconsciente, haciéndome un gran adicto a las mujeres. La gran desilusión vino hace poco tiempo al buscar canciones de él en YouTube y descubrir que ahora es un rapero cristiano.


“I don’t sweat Ander preassure ‘cause I’m cool as ice…”

Empezaba la secundaria y recuerdo que el rap estaba en boga, y entonces apareció “Cool as Ice”, la única película filmada por Vanilla Ice. Su estilo me encantaba así que trataba de imitar como vestía, como bailaba y su forma de ser, así que cuando vi la película, me di a la tarea de aprenderme todas las canciones. En ese momento escogí como parte de mi la canción tema de la película, cantada por Vanilla y Naomi Campbell. Con esa canción viví por muchos años, así como con la manía de utilizar la gorra hacia atrás.


“No se si te acordarás de mi, yo era aquel enano que te hacía reír…”

Ya en la universidad, descubrí una canción o tan conocida de los Hombres G: La cagaste Burt Lancaster. Eso era lo que estaba buscando, una canción con fuerza, pretensión, divertida, en verdad era para mí. Es algo que define mi personalidad. Ni si quiera yo puedo resistirme a una canción que habla de un enano resentido con Burt por robarle su papel cinematográfico y a las mujeres.


“Se apareció desde Brasil…”

La última canción que encontré y se volvió representativa de mi apareció sin querer. Una amiga me la presentó y desde ahí me prendí de ella. Es de Café Quijano y se llama “Desde Brasil”. Fue lo que encontré que representaba en lo que me convertí en los últimos años, después de salir de la universidad. Sin duda me reflejé en ella, a fin de cuentas, pendenciero y mujeriego lo seré hasta que me muera…