En estos días de recogimiento (interesante nombre) he tenido el tiempo suficiente para reflexionar acerca de mi existencia. Lo que más me sorprende es esa plasticidad que parece que envuelve mi vida. Parece que el cambio es y será una constante en mi vida, lo cual no me molesta, aunque es paradójico que en teoría lo que yo busco siempre es estabilidad.
He logrado pasar esos tres estadíos del espíritu de los que habla Nietzche: el espíritu que se transforma en Camello, que va cargando un pesado fardo muerto de sed a través del desierto; el Camello que se convierte en León y se la pasa diciendo "Quiero" y lucha en contra del Dragón que dice "Debes" en cada una de sus escamas; y el León que se vuelve Niño, un nuevo principio creador. Es por eso que sigo tratando de crear mi mundo, a pesar que el mundo quiere que me reajuste a él nuevamente.
Esto no ha sido una tarea fácil, he tenido que cuestionar todos y cada uno de los componentes de mi ser para saber de donde provienen y cambiarlos o eliminarlos si es necesario.
Lo más increible es que a pesar de todo eso, sigo pensando que el cambio no ha terminado, que falta un último escalón que no he descubierto aun, el cual me va a llevar a cumplir el sueño de toda la vida de sentirme realmente pleno...
No se mueve una hoja sin la voluntad de Dios, estaré alerta... Sagrado Corán
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